lunes, 21 de marzo de 2011

La Piedad


     1.Definir la Piedad.

Según san Agustín Es una  Virtud que inspira, por el amor a Dios, devoción a las cosas santas, y por el amor al prójimo, actos de abnegación y compasión.  La piedad nos conduce al servicio, de Dios. Tiene una gran extensión en el ejercicio de la justicia cristiana: se prolonga no solamente hacia Dios, sino a todo lo que se relacione con El, como la Sagrada Escritura que contiene su palabra, los bienaventurados que lo poseen en la gloria, las almas que sufren en el purgatorio y los hombres que viven en la tierra.

1.1 La importancia de la piedad en la vida.
La piedad en nuestra vida diaria es un punto crucial de gran importancia para  que reflejemos  a Cristo en la demás personas. Es necesario nutrirnos de la palabra de vida concerniente a Cristo, para que podamos crecer en el conocimiento de dios  y así practicar obras de amor que nos lleve amar al   prójimo  como a uno mismo. A ser el bien sin mirar a quien,  ayudar  a las personas sin esperar nada, así como lo hizo Jesús en su vida.

A medida  en que nosotros nos demos incondicionalmente, al mismo tiempo estamos cooperando con el reino de dios.De esa manera daremos el ejemplo a nuestro prójimo y lograremos  una sociedad capaz de hacer el bien en todo momento.


1.2 La importancia de la Piedad en la Educación.

En la Educación es importante sembrar el valor de la piedad, nos conduce  a colocar en practica los principios que nos lleva a ser virtuoso con el objetivo  de hacer el bien, responsable, ayudar al otro, bondadoso, tolerante, aceptar al otro.
Los  valores son la base solida para tener una educación óptima y sobre  todo para alcanzar la madurez y crecimiento espiritual en los jóvenes y niños. 

El corazón del niño y joven  es tierra virgen que recibe por vez primera la simiente. Si el docente se prepara y cultiva bien esos  corazones, si la semilla es buena, dará frutos abundantes y duraderos


1.3 ¿A QUÈ VALOR PERTENECE LA PIEDAD?
Es un valor religioso.

Video

A continuación se presenta un video acerca del valor de ser piadoso

Cuento

El arco iris

La misión de los angelitos


Ese día en el cielo, un grupo de ángeles estaba pintando el arco iris. Uno de ellos, Valentín, colgado de una estrella, se balanceaba con el pincel en la mano. Otro, Juanito, para hacer más rápido, se tomó de la cola de un cometa y en un santiamén aplicó el color amarillo.

Sobre una nube, otro angelito, llamado justamente, Justo, un poco regordete, repasaba los bordes para que el trabajo quedara perfecto.


De repente oyeron el tañir de una campana. Era un llamado urgente de Dios. Los tres se deslizaron a través del arco iris para llegar rápido ante la presencia del Señor. Dios, se puso de pié frente a su trono celestial y les dijo:

-Voy a necesitarlos.


Los angelitos estaban locos de contentos. Por fin tendrían una misión importante.


El Señor, que podía leer sus pensamientos les dijo: - Una tarea trascendente, de vital importancia, pues se ha perdido un gato llamado Loló.


Los angelitos se miraron asombrados. ¿Un gato? ¿Tarea trascendente?


Dios insistió:- Hay un niño, llamado Joaquín que está muy triste porque ha perdido su gato y ustedes van a ayudarme a devolverle la alegría a ese pequeño.


-Joaquín es un niño muy solitario. Le cuesta hacerse de amigos y su gato lo espera cuando llega de la escuela y lo acompaña mientras estudia. El lo alimenta y lo cuida. Le arma pelotitas para jugar y así se entretiene cuando está solo. Pero un día, cuando el gato estaba solo, salió a pasear y se alejó tanto de su casa que ya no puedo encontrar el camino de regreso. Joaquín llora porque lo extraña mucho y el gatito tampoco la está pasando muy bien.-explicó Dios a sus ángeles-Y, como en secreto, les sopló palabras a los oídos de cada uno. Cuando terminaron de escuchar las indicaciones corrieron alegres, agitando sus alas a cumplir su importante misión.


Valentín encontró a Loló temblando de frío, asustado y con hambre, en el umbral de una vieja casa abandonada y lo acurrucó con sus alas para darle calor.




A pocas cuadras de allí, Lily, caminaba apresuradamente de la mano de su madre. Juanito vio que Lily era una niña buena y cariñosa y le susurró palabras al oído. Lily entonces se dirigió a su madre y le pidió: - ¿Mami, podemos pasar a ver la vieja calesita?

-Pero Lily, si hace años que está cerrada. Tenemos que desviarnos dos cuadras y sabes que estoy apurada.

La niña, obediente, comprendió que su madre teína razón, pero Juanito volvió a inspirarle palabras al oído con insistencia.

Lily, entonces dijo:- Por favor mami. Es un minuto nada más. Tengo tantas ganas de volver a verla.

La madre, que no podía negarle nada a su hija si se lo pedía con tanta ternura, accedió finalmente darle el gusto.-Está bien. Pero rápido porque tengo que preparar la comida y tu padre debe estar por llegar a casa.

Y así madre e hija desviaron su recorrido hasta llegara la vieja calesita.

Qué tristeza le produjo a Lily verla en ese estado de abandono. Los vibrantes colores que ella recordaba ya no existían y tampoco los animales de madera donde ella se ubicaba para girar y girar mientras sonaba una música de organito. Lily se quedó pensativa y triste, ya que esa imagen era tan distinta a la de sus recuerdos felices.

De pronto escuchó un largo Miauuu, viniendo de una casa vecina y corrió a ver de qué se trataba.

-Mirá mami. Qué hermoso gatito.

-Si es un gato muy hermoso. Debe tener dueño. Fíjate que tiene un collarcito con una medalla que dice Loló.

-Y si está perdido…¿Puedo llevarlo a casa?

-Lily- respondió la madre-¿Cómo se te ocurre llevar un animal a casa?

Camilo, viendo que la situación se ponía difícil, abandonó a Loló que inmediatamente comenzó a temblar de frío sin el abrigo de sus alas y Juanito intentó a inspirarle deseos de ternura y protección a la madre de Lily.

-Pobrecito, está temblando- dijo Lily- Debe tener frío y hambre.

-Está bien. Lo llevamos a casa, pero tienes que prometerme que vas a tratar de encontrar a su dueño.

-La cara de Lily se transformó en una sonrisa y tomando a Loló en sus brazos lo abrigó con el calor de su cuerpo y el gatito, aunque no la conocía le devolvió un largo Miauu agradecido.

Llevaron a Loló a su casa, lo alimentaron y le armaron una camita para que estuviera cómodo.


La mamá le tomó fotos al gato, armaron muchas fotocopias con la cara del gatito y el único dato de que disponían: el nombre.

Luego recorrieron el barrio pegando las fotocopias en la calle y en los comercios con la esperanza de hallar a su legítimo dueño.

Valentín y Juanito, habían cumplido su cometido pero el dueño no aparecía porque el gatito se había alejado mucho de su casa.

Justo, el ángel regordete, sabía que la abuela de Joaquín, a quién él llamaba cariñosamente Bobó, acostumbraba ir a una peluquería muy cerca de la casa de Lily pero no iba muy seguido porque no disponía de muchos ingresos y la peluquería era para ella un gasto superfluo.

Esa semana, Bobó, había invitado a Joaquín a almorzar, porque sabía que estaba triste y quería distraerlo preparándole su comida favorita.

Justo llevó a Bobó frente al espejo y la hizo verse fea y desgreñada. Pensó que su nieto no se sentiría feliz al verla con ese aspecto y decidió hacer una visita a la peluquería.

Bobó pidió que le cortaran el cabello, le hicieran el color y le arreglaran las uñas de las manos. Se sentía mucho mejor. Cuando se disponía a pagar, vio la fotocopia sobre la vidriera con la foto de Loló. No podía creerlo. Ahora su alegría era completa.

Ni bien llegó a su casa, llamó a Lily para concertar el encuentro.

Cuando Joaquín y sus padres llegaron a la casa de Bobó, la mesa estaba preparada para almorzar.

-Tengo una sorpresa. Te hice empanaditas de atún, pastel de papas y postre de chocolate. Tu comida preferida- Dijo Bobó con una sonrisa más grande que su propia boca.


Joaquín sonrió y la abrazó agradecido. Estaba contento con su abuela pero su compañero de juegos no estaba a su lado y lo extrañaba mucho.


Cuando estaban a punto de disfrutar el postre, sonó el timbre.

-¿Quién será a esta hora?- Preguntó Joaquín


-¡Tengo otra sorpresa para vos!-respondió Bobó- Acompáñame a la puerta

Espero que no haya comprado juguetes, pensó Joaquín.

Valentín, Juanito y Justo ya se habían acomodado junto a la puerta. No se querían perder por nada del cielo la cara de sorpresa y alegría de Joaquín.

Cuando abrieron la puerta, allí estaban: Lily con Loló en brazos y sus padres acompañándola.

Joaquín estalló en un grito de alegría. Loló lo reconoció al instante, y de un salto se acomodó en sus brazos lamiéndole la cara. Las dos familias festejaron el encuentro saboreando el postre de la abuela. Joaquín y Lily se hicieron amigos y de allí en más, cuando Joaquín visitaba a su abuela, Lily estaba invitada a jugar.

Los ángeles regresaron al cielo con la satisfacción de haber cumplido su misión, y felices se dispusieron a pintar unas nubes de color caramelo para celebrar el reencuentro